Evolución y uniformidad del color de las granadas
La coordenada de color a* aumenta conforme maduran los frutos apreciándose ligeras diferencias entre las mallas en los primeros días después de la floración que se equiparan cuando los frutos alcanzan la madurez comercial. Esta coordenada describe tonos rojizos (a*+), o tonos verdes (a*-) y por ello está estrechamente relacionada con la concentración de pigmentos responsables del color de los frutos como los antocianos.
Estos compuestos también aumentan hasta alcanzar su máxima concentración (5,44 mg equivalentes de cianida 3-glucósido (ECG)/100 g de peso seco (p.s)) en la recolección y en este caso si que se observa una mayor cantidad en los frutos obtenidos bajo las mallas plata, negra y sombreo respecto al control.
Además del color característico de los frutos, en la decisión de compra por parte de los consumidores también se tiene en cuenta la uniformidad del mismo en todo el fruto puesto que se relaciona con haber alcanzado una madurez óptima. Sin embargo, técnicas culturales como la poda o el aclareo, la orientación de las parcelas o el uso de estructuras de cobertura del cultivo, entre otros factores pueden influir en este parámetro independientemente de que los frutos estén completamente maduros.
Una escala de cinco grados de uniformidad de color en la que vemos como va disminuyendo la superficie que muestra el color rojizo característico de esta variedad. Considerando que el objetivo sería conseguir la mayor homogeneidad de color posible en los frutos vemos que el 70,73% de las muestras control se encuentran entre el grado 1 y 2 de la escala seguidas de las de la malla blanca (53,34%), sombreo (50%), negra (47,50%), y plata (44,74%). También cabe destacar que la malla plata es la que menos porcentaje de frutos presentó en los dos últimos grados de la escala, siendo un 0% en G5, al igual que la malla blanca.
A pesar de que los arboles testigo dieron frutos de color más uniforme, habría que tener en cuenta otros parámetros como la posible mejora en el gasto hídrico o la cantidad de compuestos bioactivos presentes en la fracción comestible del fruto. Se observa como los arilos procedentes de los frutos cultivados bajo malla de sombreo presentan mayor contenido de fenoles totales que el resto de las muestras (513,65 mg equivalentes de ácido gálico (EAG)/100 g p.s.). En cuanto a los flavonoides totales, una fracción importante de los compuestos fenólicos no se aprecian diferencias entre mallas o con el control.